...Y, cansado de andar sin saber por dónde, el caminante, colgó sus zapatillas y continuó su camino, sin saber por dónde; esta vez pero, obligando sus pies a sentir el calor del asfalto, la humedad de la tierra, la dureza de las rocas, el frescor del césped, la suavidad de la arena y la intensidad de la vida.
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